Hace como uni mes cogí un taxi y era su primer día. Le expliqué dónde estaba todo en Fujairah y me dió su teléfono para que le llamara cuando necesitara un taxi.
Últimamente nunca cojo taxis pero un día salí más tarde del colegio y le llamé para volver a casa.
Por la tarde me llamó él a mí para decirme...¡que me había dejado la cartera en su taxi!
Me la trajo a casa y se cerró el primer círculo de karma taxístico.
La semana pasada quedé para cenar con unas amigas y cuando fui a pagar...¡tacháaan! Me había dejado la cartera en el taxi al ir al restaurante.
Me dejaron dinero mis amigas para volver a casa en un taxi y cancelar tarjetas, etc, y cuándo paré un taxi, ¿quién era? ¡EL TAXISTA DE HACE UN MES!
-¿Te acuerdas de mí? Te dejaste la cartera en mi taxi...
-Sí, pues llévame a casa porque...
De camino a casa, me llamaron del club de tenis.
-Miss Ada? Ma´am... a friend of mine who works at the Siji Hotel has found youyr purse on her way to work.
Así que allí me fui.
Ninguna de las dos veces me han quitado ni una moneda.
Hay alrededor de 400 taxis en esa ciudad...pero si le echas un poco de karma al asunto, los resultados te sorprenderán.
sábado, 19 de marzo de 2011
domingo, 13 de marzo de 2011
La mujer florero del s.XXI...y los hombres floristas
En esto nos hemos convertido:
Tanto contarles que como el príncipe luchó tan requetebién, de regalo le dieron a la princesa en matrimonio (y por lo tanto, era suya), tanto contárselo, tanto contárselo que al final se lo creyeron.
Y lo peor vino cuando entramos en la sociedad de consumo, y, los pobres, se agobiaron con la compra. A saber, es la ley de la oferta y la demanda.
Jarrones marrones, blancos y estampados. Gorditos, bajos o estilizados. Estilo funky o minimalista modernizado. ¡Y todos quieren "llevarse" el mejor!
Pero sepan, SEÑORES, que no somos ni SUS ni sus FLOREROS y que las relaciones no son bienes de consumo, por lo menos hasta que no se cree el corte inglés sentimental, y a uno, después de buscar y comparar, le devuelvan el tiempo perdido.
Tanto contarles que como el príncipe luchó tan requetebién, de regalo le dieron a la princesa en matrimonio (y por lo tanto, era suya), tanto contárselo, tanto contárselo que al final se lo creyeron.
Y lo peor vino cuando entramos en la sociedad de consumo, y, los pobres, se agobiaron con la compra. A saber, es la ley de la oferta y la demanda.
Jarrones marrones, blancos y estampados. Gorditos, bajos o estilizados. Estilo funky o minimalista modernizado. ¡Y todos quieren "llevarse" el mejor!
Pero sepan, SEÑORES, que no somos ni SUS ni sus FLOREROS y que las relaciones no son bienes de consumo, por lo menos hasta que no se cree el corte inglés sentimental, y a uno, después de buscar y comparar, le devuelvan el tiempo perdido.
Be who you want to be
Conocí a mi amigo en Londres. Me partía de risa con él. Jugábamos al voley-ball en el parque de al lado de casa y lloraba de la risa cuando le decía que algunas personas de Europa del Este me parecían un poco rancias en el trato en comparación con algunas del Mediterráneo...pero la traducción en inglés debía de ser graciosísima.
Vino a visitarme a España y le podía dejar con mi madre (que no hablaba ni papa de Español) solo en casa. Y los dos se entendían.
-¿Cocido?
-Sí, sí, sí...
Un morenazo maorí, ojos verdes...algunos kilos de más, pero ¡mejor! ¡más amigo! (esta frase se la debo a Joao).
Volvió a Sydney, años después, se sacó un curso de entrenador personal, adelgazó y ahora, además, tiene un cuerpazo...
El otro día, perdiendo los 5 minutos diarios a los que me he acostumbrado a perder en facebook, leí que decía "Be who you want to be".
Y yo me preguntaba si él es quién él quiere ser, o quien los medios de comunicación quieren que seamos.
Y, me preguntaba, si volviera a mi casa ¿de qué hablaría ahora con mi madre?
Y luego, ¿y si want who you are, instead?
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