martes, 31 de mayo de 2011

Cita con el ginecólogo


Entro en una habitación donde hay dos personas que no conozco de nada detrás de una mesa. Las dos con bata. Una de ellas es un hombre, frente al ordenador. La otra, una mujer.
-¿Pepita Pérez?
-Sí, soy yo.
-Quítate toda la parte de abajo y desabróchate el sujetador, "por favor".
-"Gracias"- y, sin ningún tipo de resistencia, obedezco a sus órdenes y me siento en una camilla.
Dos minutos más tarde me descubro a mí misma tumbada, con las piernas abiertas de par en par, esperando impaciente a que venga a tocarme un señor, pero esta vez, que termine cuando antes.
-Muy bien- dice, que ya ha llegado y, mientras me agarra cuidadosamente de las nalgas añade- Acércate un poquito más al final de la silla, "por favor".
-¿Ya vale?- digo, mirándole a los ojos en la distancia, hacia abajo, com mi sexo desnudo de fondo, y entre mis dos piernas abiertas su cara.
No me contesta. Se pone unos guantes de goma y manos a la obra literatiamente. Una por dentro, otra por fuera. Se pone de pié, presionando con la de fuera sobre mi abdomen y, mientras tanto, tengo que darle conversación.
-¿De qué trabajas?- ahora al menos le veo la cara, aunque no las manos, y me mira a los ojos como si tal cosa, muy interesado en la converdación- ¿¡Profesora!? Pues mi hija también es profesora.
-Uh-um....-le digo yo, como si del contexto de un mercado se tratara.
-¿De qué asignatura?- el trabajador sigue explorando.
¡Claro!, pienso, ¡uno tiene que hablar en el trabajo, porque de otra manera sería aburrido!...
-De Infantil.
-¿Aquí en Madrid?- ha terminado, se quita los guantes y los tira a la basura, me mete un hierro incómodo que se queda enganchado ahí abajo, con una apertura, por si quedaban dudas. Molesta un poquito.
-En Dubai- le digo yo.
Asoma su cabeza por el lado izquierdo inferior, debe ser que no se vé tanto a través de esa apertura.
-¿En Dubai?- me dice, por mi derecha, ahí abajo.
-Uh-um...- repito yo.
Coge un palito de los de hacer ¨argggghhh¨ cuando tienes anginas, hace lo que cree convetiente y quita el incómodo hierro.
-¡Vamos a explorar un poquito!
-Uh-um- añado una vez más yo.
Mientras me toca el pecho izquiedo con movimentos circulares y sin dejarse ningún rincon libre de pecado, me pregunta, interadísimo.
-¿Y cómo te ha salido eso? Se lo voy a contar a mi hija.
Él me toca los senos y yo le cuento toda la historia, igualito que se la conté el fin de semana pasado pasado a un amigo que se quería ir fuera. Exactamente lo mismo, pero en otro contexto.
-Muy bien, abróchate el sujetador y ponte la parte de abajo, que ya hemos terminado.
-"Gracias"- respondo amablemente, uno siempre repeta al doctor.
Cojo el bolso, me pongo el abrigo y salgo del despacho, muy digna, para pagar en recepción.
-¿Revisión anucal?- me pregunta eufemista la recepcionista, para saber qué cantidad cobrarme, aunque lo que esto realmente singnifique sea, "Vienes de que ese señor al que no conocías te haya metido la mano hasta el fondo mientras tú estabas desnuda en una silla y después te haya tocado detalladamente las tetas, ¿verdad?"
-Sí- respondo, porque, ¿para qué mentirle?.
-60 euros, por favor.
Pago, firmo, me voy sonriente y en el momento que salgo por la puerta, todo ese submundo de cordialidad semi pornográfica acordada socialmente como se acuerda el lenguaje, con sólo un portazo, se esfumó.

viernes, 27 de mayo de 2011

La rentabilidad del s XXI está haciéndome perder los días de mi vida


Hago mil planes para rentabilizar las horas de mi vida.
Me levanto a las 530 de la mañana porque así puedo ir a la piscina que está cerca del trabajo y hacer ejercicio por la mañana (¡una cosa menos!). Voy al trabajo y cuando salgo hago un poco más de ejercicio en el gimnasio del cole, así no HAY QUE PERDER tiempo en trasadarse a otro lugar. Alguien me lleva a casa y posiblemente duerma una siesta de media hora, porque si duermo más me levanto fatal y PIERDO toda la tarde. Me tomo un café, si no estoy dejando de tomar café para GANAR en salud, y me pongo a estudiar dos horas. Lo justo para poder cocinar para el día siguiente y puede que salir a tomar un vino a ese hotel que está en frente del mar...
Cuando termina la tarde pienso: ¡Qué tarde más PRODUCTIVA!
Y así días, y semanas, y meses. Soy una MÁQUINA, un robot.
Nadie aprovecha los días como yo lo hago, y sin embargo...no me he enterado de que ha amanecido en la montaña de la piscina, no he visto lo que le pasa a cada ser humano de 4 añitos que tengo a mi alrededor, no me he reído de mí misma bailando zumba, no he profundizado en una idea de mis apuntes que me interesó, para leerme lo que tocaba en el día. No me he dado cuenta de que el vino de ayer era diferente y avinagrado. No he pensado ¿qué verdura tiene mejor pinta? ¿de qué es la temporada?
No sé si he hecho lo que me ha apetecido o no.
He sacado EL MAYOR PARTIDO posible a vivir en Oriente Medio. He aprendido árabe, he practicado danza del vientre, he estudiado, hecho deporte, trabajado, cocinado sano y dejado de beber café.
Mientras se me pasan los días, estos días tan rentabilizados que ya no volverán...me pregunto si no ESTOY PERDIENDO mis días por intentarlos llenar con cosas que hacer. ¿Y no es irónico? Incluso pensando que todo esto no tiene sentido y debería relajarme, sigo pensando en el partido que le saco, en lo que gano y lo que pierdo.
Me quiero rendir y salirme del juego. No quiero ganar ni perder, quiero seguir aprendiendo.
Así que voy a dejar de rentabilizar y me voy a por un café.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Refuerzos positivos

Los niños están insoportables con el calor.
Hoy, cuando estábamos a punto de irnos a casa, hemos he empezado a darles sus carpetas y no había manera.
Así que he sacado mi saco de pegatinas y san se acabó: allí estaban, 21 alumnitos de 4 años petrificados ante mí con la esperanza de conseguir una pegatina como premio a su comportamiento.
Pero, ¿de qué estamos hechos? ¿por qué motivo necesitamos aprobación?
En los colegios de curriculum internacional (PYP, IB), no les hace mucha gracia lo de las pegatinas- a mi tampoco, pero entre mi supervvencia y las pegatinas, mi supervivencia.
Creen firmamente que lo suyo es seguir le evolución natural del niño. Y que deberían acercarse a una actividad únicamente si les apetece, y no por una pegatina. Y yo también lo creo.
El problema es que también creo que vivimos en un mundo que muy dificilmente se puede cambiar. Un mundo en el que para servir a la sociedad a veces hay que ajustarse a una realidad que tiene que ver no sólo con uno mismo y con lo que a uno le apetece, sino también con los demás. Y a veces uno hace cosas que no le apasionan del todo pero son útiles y es posible ganarse la vida con ellas. Y se siente reconfortado cuando se le premian, pero de nuevo...
¡Qué bonito sería vivir sin necesitar el premio de los demás!

Creo en las cosquillas


Soy cosquillista ortodoxa. Fundamentalista de las cosquillas.
Donde vivo, por ley, hombres y mujeres están obligados a vestir ropa cómoda que se pueda quitar fácilmente de en medio cuando es la hora de cosquillear.
Todo ciudadano escucha 5 veces día la llamada y, esté donde esté, tiene que parar de hacer lo que esté haciendo y hacerle 5 minutos cosquillitas a alguien que le resulte agradable y viceversa.
Si me mienten o me insultan, bajo una penitencia de cosquillas la diosa les perdonará y podrán entrar en el cielo.
Tengo fé... sé que las cosquillas unirán el mundo, calmarán el dolor de la muerte.
Muchos hombres ha caído en el pecado y ya no acarician...pero estamos formando centros donde irán una vez a la semana a aprender.
Tengo fé.

sábado, 21 de mayo de 2011

Los politicos españoles en el Pais de Nunca Jamas, donde viven los niños eternos

(no puedo poner acentos, por algun motivo...SORRY)

Erase una vez unos politicos que vivian a las afueras de Madrid en un unos chalets muy, pero que muy re-que-te bonitos. La mayor de ellos habia contagiado a sus hermanitos su admiracion por Peter Pan y el Pais de Nunca Jamas.

Una noche, cuando ya casi dormian, vieron unas lucecitas asomarse por la Puerta del Sol y ¡oh, sorpresa! ¡era el mismo Peter! Este les propuso viajar con el y con las Campanitas al Pais de Nunca Jamas, donde viven los niños perdidos...alli todos tenian una media de 35 a 55, ¡pero no pasa nada! con un poco de imaginacion y con un toque magico en la prensa, podrian volver a ser jovenes, y seria muy divertido.

Estos politicos cayeron presa de los piratas (...) y por muchos años se apagaron las campanillas de la Puera del Sol. Una sola cosa podía salvarlas: que todos los niños creyeran en las hadas y en el poder de la fantasía. Y así es que, gracias a los niños, con su gran corazón e imaginación, las Campanillas se salvaron.

Mientras tanto, nuestros amiguitos seguian en el poder de los piratas. Parecía que nada podía salvarles, cuando de repente, oyeron una voz: eran las campanillas, que habian llegado justo a tiempo para evitar la eterna corrupcion. Comenzaron la lucha. ¡Quien sabe lo que pasaria!

Los niños de Nunca Jamas no pudieron volver a sus casas, porque no tenian...pero fueron siempre jovenes.

¡MUCHO ANIMO A TODOS LOS "JOVENES" QUE SE ESTAN MANIFESTANDO!