sábado, 10 de diciembre de 2011

Tomando eclipse



Últimamente no ligo nada, pero a los mosquitos les encanto.
A veces salgo y me emborracho con los extranjeros que viven aquí, a veces voy sola a tomar un té en cualquier calle llena de vida.
No tengo nada que decir porque no me entienden ni yo a ellos, pero todo lo que veo me dice algo. Sentada, me canso de observar.
Pago el té con el monedero de kyats y en el monedero de al lado, el de los dólares, que siempre llevo encima, probablemente llevo más dinero que el que el camarero que me trae el cambio gana en un año trabajando sin parar.
Cuando he salido esta tarde yo no sabía muy bien dónde quería ir y lo he dejado un poco en manos del taxista. Coffee? near Khandowgyi Park? A la vuelta, el taxista no sabía dónde estaba mi calle y yo le he conducido.
Quería darme un masaje y he parado más alante, en mi calle, para inspeccionar un sitio nuevo. El sitio estaba cerrado pero una nueva posibilidad se ha abierto: todo el mundo miraba al cielo y cuando yo he mirado para descubrir qué pasaba ¡eclipse lunar!
Me encantan las calles de Madrid, pero son las de los sitios que están a 20 horas de mi casa en avión las que me paro y miro. Así, me encanta la luna, los atardeceres y ponerme morena cuando tomo el sol, pero es tomando eclipse cuando me inspiro.

Los colegios, la educación y las mentiras

Cuanto más me acuerdo de mi abuela Ester, más me deprime lo que hago en el colegio. He intentado convencerme a mí misma y a todos los que han trabajado conmigo durante años que el objetivo de los colegios era la educación y no la formación. Mentira: mi abuela me educaba, en el colegio les enseño a leer y escribir.
Es importante que los futuros maestros sepan la importancia de lo que tienen en sus manos. Es importante que, como buenas personas, más que como maestros, esperen el desarrollo completo de las capacidades humanas, porque eso es la educación. Pero es importante que lo esperen tanto de ellos mismos como de sus alumnos. También es importante que se formen bien en psicología, para reconocer las características técnicas de aquellos a quienes van a intentar enseñar.
Pero, por favor, vamos a dejar de engañarnos. En el colegio no se educa, se enseña. Se enseñan algunas cosas que, en el futuro, las personas utilizan como medio para su educación. Por ejemplo, la lectura.
No veo ningún problema en aceptar que en el recinto escolar tiene lugar una formación y no una educación, pero que acudir a él de alguna manera facilitará la educación más tarde.
Lo que sí upone un problema y es aquí donde creo que debería de producirse un cambio, es que la manera en la que está organizado el contexto escolar es en sí antieducativa, aunque en dicho contexto se enseñen cosas que son importantes para el desarrollo de la educación. No es verdad que en el colegi se educa, los maestros no pueden preocuparse por el desarrollo completo de sus alumnos, sino por enseñarles a leer, a escribir y a contar. Más recientemente, dada la velocidad a la que avanza nuestro mundo globalizado, además,enseñarán a hablar otros idiomas, a manejar la informática y si al niño le aguanta el cuerpo, a tocar violín y a cantar. Un par de ratos a la semana educación física, por aquello del qué dirán... y si llueve, no salimos. Los niños, vamos a ser honestos, van al colegio para aprender todas estas cosas y los meten, como a cabras, de 30 en 30 en cuatro paredes donde, desde el que entran hasta que salen reciben el mensaje de que aprender esas cosas es el objetivo por el cual están allí metidos, y competir entre sus compañeros, con lo que tiene que estar al mimo nivel, con el estrés que eso conlleva.
Análisis de calidad de un sistema educativo: entre otros, la equidad, y el el grupo de 30 meten a un síndrome de down para que tenga IGUALDAD DE OPORTUNIDADES de entrar, físicamente, en ese centro. Voilá! La equidad es requisito de calidad de educativa, así que abramos las puertas y demos a todos la oportunidad de ENTRAR. Aunque el objetivo de lo que se cuece allí dentro no importe un carajo, ¡abramos las puertas! Por lo menos, si no van ni siquiera a enseñar, que no hagan a la gente perder su tiempo.
Los maestros no tienen tiempo de hablar de cosas importantes de la vida porque tienen que enseñar, cuanto más y más rápido mejor.
Si analizáramos con detalle la educación de los miembros de una sociedad, la satisfacción con su propia vida y el desarrollo de todas sus capacidades y nos preocupáramos de hacer una crítica honesta del sistema escolar y de todas las prácticas que en ellos ocurren, con el objetivo de encontrar y eliminar aquellas que impiden o van en contra de la satisfacción personal, en todos los niveles, quizá podríamos dar un paso adelante.
Yo les digo todos los días a mis niños que no mientan, aunque soy la primera que me he mentido a mí misma, pero ya no puedo más.
Yo no educo, enseño, y quiero salir pitando de los colegios.
Me jubilo.
Prefiero educar.

Si no puedes con ellos...únete al longi.

Todo


El vecino que me cruzo por la escalera y me regala un poco de fruta, el portero que me habla en myanmar y yo le contesto en español y nos entendemos, mis niños (en foto), las sonrisas de la gente, la viginidad su comportamiento, su inocencia, la forma de ligar, su sorpresa ante un mundo que se abre, la ausencia de reglas (esas reglas que creíamos que beneficiarían al mundo y lo han convertido en un espacio ridículo), las escobas con palos forrados con esparadrapo de colores y plumas de verdad, el que pela los pomelos que me intenta timar pero al día siguiente se rinde y me lo vende a precio normal,su resistencia al modo de vida occidental, las caras de los perros que se te acoplan cuando estás bebiendo un té en la calle, la luz, las hojas, los bichos, la fruta, el olor a arroz, las patatas fritas con sabor a alga o las algas fritas, cómo comparten la comida constantemente en la calle, hablando, su creatividad, el aspecto de la ciudad, las manicuras, los masajes de cuerpo entero incluidos los pechos, la gente haciendo ejercicio en frente de las pagodas, que vendan faldas de pana a 40 grados, que salgan en pijama a la calle pero se rían de mi casco, las cucharas con forma rara y los tupper con tres compartimentos.
Todo...todo lo voy a echar de menos.
Qué suerte tengo de estar viviendo hoy en Yangón y qué pena que se esté extinguiendo.

martes, 6 de diciembre de 2011

Totally taxi

En Yangón...
-coger un taxi en el aeropuerto, que a mitad de camino deje de funcionar y que haya que bajarse a empuajar.
-lo que viene a ser el quitasoles es una toalla. Se abre la puerta, se extiende la toalla sobre la parte superior y se vuelve a cerrar. ¡Asunto arreglado!
-una botella de plástico atada con una cuerda a la ventana abierta, con los orificios de cara al conductor: aire acondicionado.
-tabaco para masticar.
-Regateo: ¿2000? Noooo, es que "Mi coche es de gasolina, no de diesel"...es que "¡A esta hora 2000 ya no, eso era por la tarde!", es que "¿2000? ¡Ni de broma! Mi coche tiene aire acondicionado"

En los Emiratos...
-¿Married? Te pillan desprevenido y dices que no.
-¿Married?
Yes!
Children?
No!
Noooo? Why not? Problem-problem??

En Madrid...
-Pitan, para empezar...
-¡Vamos, coño! Estos hijos de puta cambian las señales como quieren. Unos días así, otros días no...

En Santiago de Compostela...
Con acento gallego muy cantado.
-¿Y cuánto tiempo te quedaste? ¿Y vas ya de vuelta? ¿Por qué? ¿Trabajas? Es que la gente de Madrid ya perdió el norte, les preguntas qué tal y ni se paran, como si fueras un árbol... (gran verdad).

sábado, 3 de diciembre de 2011

Dijo Albert...







“If you want your children to be intelligent, read them fairy tales. If you want them to be more intelligent, read them more fairy tales.”
― Albert Einstein

Y también dijo,
“When I examine myself and my methods of thought, I come to the conclusion that the gift of fantasy has meant more to me than any talent for abstract, positive thinking.”

Albert, honestly, chidté!!