...si llego al trabajo y lo primero, me persigue un niño para darme un ramo de flores rosas que habrá cogido de no sé dónde.
Luego llega otro, tarde, con un paquete en la mano más grande que él una sonrisa orgullosa todavía mayor: me trae un regalo por el día de la madre, porque yo soy como una madre para él (qué fuerrrtteee!!!).
Luego estamos en el descanso comiendo la merienda y otro me persigue por la clase con la silla porque se quiere sentar a mi lado.
Y después del recreo viene otra niña con una nota recién escrita: Te quiero, Ada.
Comen galletas y chocolate a destajo y no tengo que oir el culpable comentario de "Mañana me voy a correr".
Se odian y se quiren mucho todos los días, se ríen de sí mismos y les encanta leer...
pero, ¿de qué me quejo?
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