lunes, 9 de abril de 2012

Un fin de semana en Yangón

Opción A,

- irse a tomar unos vinos al hotel Strand...carísimo y preciosísimo, después irse a tomar más vinos a un bar. Bueno, a "el" bar. Levantarse el sábado, ir a hacer la compra a un supermercado, a "el" supermercado... City Mart, salir a cenar a un restaurante caro, especial para occidentales (ah! todo lo anterior por supesto con occidentales) y ver una peli en casa. El domingo ir a hacer yoga en frente del lago...también con occidentales y a descansar. En todo esto te has podido gastar más de lo que un birmano medio gana en un año.

Opción B,

- quedar con un birmano y que no venga, frustrarte un poco porque no tienes dónde llamarle así que te lees un libro. Que venga 3 horas más tarde con una sonrisa tan grande que se te olvida y te invite a dormir a su casa por una razón de peso: se ve mejor el amanecer. Ir a comprar verduras y fruta al que las ha recogido esa misma mañana de su jardín y que la vendedora te de un azote en el culo para celebrarlo. Comer en el la calle lo que al indio que está se le ha ocurrido poner. Pedir más si te has quedado con hambre. Ir a meditar un ratito a una pagoda...no hace falta irse a Shwedagon ni hacer un curso de 10 días...en el resto puedes entrar gratis y hay menos gente. Estudiar. Llamar a los del agua y echar unas horitas hasta que vengan. Volver a llamar. Dar una vuelta en bicicleta. Ir a ver el atardecer al río y aprender birmano con un cuaderno. Cocinar en casa, probar especias, tomarte un zumo de caña de azúcar en la calle.

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