jueves, 5 de abril de 2012

Un martes en Yangón

En el cole, en la hora de birmano, cocinamos con los niños un postre típico de aquí que se hace con harina de arroz y dentro se pone una resina dulce, que sabe a caramelo, que sacan de las palmeras y luego se hierve y se toma con coco rallado (por su puesto los cocos del jardín del cole).
Al llegar a casa me encontré con el vecino del 3º, que cada vez que se cruza conmigo y viene del mercado me regala un poco de fruta. Me dijo que si quería ir a tomar un café... me llevó a una cafetería y me invitó a un bizcocho y como dije que "qué rico", por educación, me compró 4 para que me los llevara a casa.
Por la tarde me fui a correr, y como soy un poco patosa pues me caí y se me puso la rodilla como un barril. Por la noche vino Khan…
Primero aparece por la puerta con un buda, como el otro me lo llevé a a España, pues para que tuviera un Buda en casa. Luego me hizo un mejunje de jengibre y no sé qué especia y me lo ató a la rodilla con el trapo de cocina y tan re-bien.

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