sábado, 3 de octubre de 2009

Los placeres de la vida


Prepararle un café, hirviendo, como a ella le gusta.
Untarle las tostadas con mantequilla y mermelada, mojárselas en el café y dárselas poco a poco.
Poner música clásica y ver cómo la tararea al meterla en la bañera.
Ponerle la toalla por encima a todo correr cuando he cerrado el grifo y abrazarla para que no pase frío.
Levantarla de la silla con la técnica abrazo y si tengo suerte llevarme un beso.
Oir de su boca,
-¡qué bonito!
mientras mira al mar desde su cama, y pensar que todo esto ha merecido la pena.
Es posible disfrutar de todo en esta vida.
Y todos nos vamos a morir.

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