Esta gente no baila bien porque vayan a escuelas de baile, esta gente baila bien porque se tiran el día bailando.
Hay una plaza en el norte de Philadelphia donde se realiazan actividades culturales. Los domingos por la tarde, durante 5 horas, contratan un Dj y todos van a bailar por placer. No hay alcohol por ningún lado ni un ambiente de pretensión ni competencia. Profesores de baile, niños y aficcionados. Breakers y hoola hoopers, popping and locking. Con patines o descalzos. Mezclando capoeira con hip hop. Todo vale, es una maravilla. Es ir a ver un espectáculo de danza en el que tú mismo estás metido.
La diferencia entre una escuela de baile y esto es que aquí se aprende a bailar.
Cuando vas a una clase de hip hop aprendes una coreografía que, a lo mejor, no es ni la que más te gustaría hacer ni que la que mejor haces.
Aquí, en cambio, desarrollas tu propio estilo. Ves un paso que te gusta y lo practicas. Y no hay presión.
No pongo en duda que horas de trabajo en un estudio que cuesta un pastón y un espejo, formen bailarines y espectáculos de danza increibles. Sobre todo en la danza clásica.
Pero esta gente no ha aprendido a bailar así.
Y es muy bonito verlo.
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